9 de mayo de 2013


Certificación energética de los edificios.

El pasado 5 de abril se aprobó el Real Decreto 235/2013 por el que se aprueba el procedimiento básico para la certificación energética de los edificios. En realidad es la actualización de un decreto del  2007, que había empezado a aplicarse en la práctica muy recientemente. Trata sobre la calificación de los edificios en función de su consumo energético durante su uso (en realidad se tiene en cuenta la emisión de CO2 que supone el consumo de los combustibles utilizados en el edificio). Es la conocida etiqueta energética, que aparece en los electrodomésticos,  ésa de colores y letras, pero que normalmente no vemos en los edificios (yo no he visto ninguna todavía). Esto es por que cuando empezó a ser obligatorio esta certificación energética, la crisis no permitió la construcción de muchos edificios. 
Datos para la etiqueta  energética de una vivienda unifamiliar

La verdadera novedad del decreto, que ahora actualiza la certificación energética, es que además de ajustar algunos aspectos del decreto anterior en referencia a los edificios nuevos, incorpora la obligatoriedad de que a la hora de vender o alquilar algún edificio, se deberá entregar o mostrar el certificado de eficiencia energética del mismo al comprador o al arrendador. Es decir, que si alguien quiere alquilar o vender un edificio (o una vivienda), deberá solicitar esta certificación a algún técnico y registrarla en el departamento autonómico correspondiente. Por lo tanto, es posible que empecemos a ver alguna de las etiquetas energéticas de los edificios.
Esta obligación afecta a las ventas o alquileres a partir del 1 de junio del 2013.
Para poder determinar la calificación de un edificio existente, el decreto establece que van a poner al servicio del público, los programas informáticos de calificación de eficiencia energética para edificios existentes.
Hasta el momento, para determinar la calificación energética de los edificios, existían dos sistemas: la opción general a través del programa Calener, y una opción simplificada que se podía resolver "a mano" o utilizando algunos programas informáticos que lo facilitaban. En cualquiera de los dos casos, para obtener la calificación, se tenían en cuenta la demanda energética de los edificios, que viene dada por la situación, distribución y orientación de las distintas estancias del edificio, y los materiales con los que se construían los cerramientos (fachadas, cubiertas, separación con el terreno); y la manera en que se conseguía el confort dentro de los mismos, es decir, las instalaciones de calefacción, climatización y agua caliente que se incorporaban al edificio (especialmente el combustible utilizado). Se obtenía una calificación en función de como se proyectaban los edificios. Esta calificación se decidía, según los materiales y las instalaciones que se incorporaban en el proyecto arquitectónico y constructivo de edificio. Se podían controlar las características técnicas de los materiales utilizados, y según estos determinar estrictamente la demanda energética de los edificios, la cantidad de combustible necesario para su calefacción y climatización, y en definitiva la cantidad de CO2 que se emitía con un uso normal del mismo.
Pero ahora, para la calificación de edificios ya existentes, ya no podemos definir los materiales que se utilizan en el edificio, ni las instalaciones que se incorporan, la calificación se hace con un edificio en funcionamiento, y sobre la que no tenemos ninguna capacidad de decisión. No tenemos ningún control sobre las características de los materiales empleados en los cerramientos, y poca seguridad (dependiendo de su antigüedad) sobre las instalaciones utilizadas. Pero por otro lado podemos saber realmente el consumo de energía del edificio. El problema es que este consumo depende de los usos y costumbres de los usuarios, lo que hace que no sea comparable a otros edificios habitados por otros usuarios, por lo que no nos sirven para calificar el edificio.
El propio decreto indica que el ministerio competente, y antes de la obligación de calificar edificios existentes, pondrá a disposición del público programas informáticos de calificación energética de edificios existentes. De hecho, ya hay un programa informático, CE3X, que está recogido como documento reconocido (es decir que es válido para la certificación de la eficiencia energética, que se ocupa de los edificios existentes). Lo hace de forma simplificada, suponiendo comportamientos térmicos de cerramientos en función de sus características constructivas y sus antigüedades (se pueden introducir sus datos de transmisión de calor si se conocen exactamente), y del consumo energético según las características de las instalaciones (también se pueden introducir datos si se tienen).
Además avanza distintas posibilidades de mejora de la calificación, al introducir cambios en el edificio: mejora de los cerramientos (introducir nuevos aislamientos, o cambiar ventanas), o sustituyendo sistemas de calefacción o de producción de agua caliente, o partes de ésta (la caldera, por ejemplo), y hace una simulación de sus coste y plazo de amortización de éstos. Esto es lo más interesante que avanza el programa. Habrá que esperar a que se disponga de algún otro programa oficial para la calificación de la eficiencia energética de los edificios existentes.


Certificación enerxética dos edificios.

O pasado 5 de abril aprobouse o Real Decreto 235/2013 polo que se aproba o procedemento básico para a certificación enerxética dos edificios. En realidade é a actualización dun decreto do 2007, que empezara a aplicarse na práctica moi recentemente. Trata sobre a calificación dos edificios en función do consumo enerxético durante o seu uso (en realidade tense en conta a emisión de CO2 que supón o consumo dos combustibles utilizados no edificio). É a coñecida etiqueta enerxética, que aparece nos electrodomésticos, esa de cores e letras, pero que normalmente non vemos nos edificios (eu non vin ningunha aínda). Isto é porque cando empezou a ser obrigatoria esta certificación enerxética, a crise non permitiu a construción de moitos edificios.
A verdadeira novidade do decreto, que agora actualiza a certificación enerxética, é que ademais de axustar algúns aspectos do decreto anterior en referencia aos edificios novos, incorpora a obrigatoriedade de que á hora de vender ou alugar algún edificio, se deberá entregar ou mostrar o certificado de eficiencia enerxética deste ao comprador ou ao arrendador. É dicir que se alguén quere alugar ou vender un edificio (ou unha vivenda), deberá solicitar esta certificación a algún técnico e rexistrala no departamento autonómico correspondente. Polo tanto, é posible que empecemos a ver algunha das etiquetas enerxéticas dos edificios.
Esta obriga afecta ás vendas ou alugueres a partir do 1 de xuño do 2013.
Para poder determinar a cualificación dun edificio existente, o decreto establece que van poñer ao servizo do público, os programas informáticos de cualificación de eficiencia enerxética para edificios existentes.
Ata o momento, para determinar a cualificación enerxética dos edificios, existían dous sistemas: a opción xeral a través do programa Calener, e unha opción simplificada que se podía resolver "a man" ou utilizando algúns programas informáticos que o facilitaban. En calquera dos dous casos, para obter a cualificación, se tiñan en conta a demanda enerxética dos edificios, que vén dada pola situación, distribución e orientación das distintas estanzas do edificio, e os materiais cos que se construían os cerramentos (fachadas, cubertas, separación co terreo); e o xeito de conseguir o confort dentro destes, é dicir as instalacións de calefacción, climatización e auga quente que se incorporaban ao edificio (especialmente o combustible utilizado). Obtíñase unha cualificación en función de como se proxectaban os edificios. Esta cualificación decidíase, segundo os materiais e as instalacións que se incorporaban no proxecto arquitectónico e construtivo de edificio. Podíanse controlar as características técnicas dos materiais utilizados, e segundo estes determinar estritamente a demanda enerxética dos edificios, a cantidade de combustible necesario para a súa calefacción e climatización, e en definitiva a cantidade de CO2 que se emitía co seu uso normal.
Pero agora, para a cualificación de edificio xa existentes, xa non podemos definir os materiais que se utilizan no edificio, nin as instalacións que se incorporan, a cualificación faise cun edificio en funcionamento, e sobre a que non temos ningunha capacidade de decisión. Non temos ningún control sobre as características dos materiais empregados nos cerramentos, e pouca seguridade (dependendo da súa antigüidade) sobre as instalacións utilizadas. Pero por outro lado podemos saber realmente o consumo de enerxía do edificio. O problema é que este consumo depende dos usos e costumes dos usuarios, o que fai que non sexa comparable a outros edificios habitados por outros usuarios, polo que non nos serven para cualificar o edificio.
O propio decreto indica que o ministerio competente, e antes da obriga de cualificar edificios existentes, porá a disposición do público, programa informáticos de cualificación enerxética de edificios existentes. De feito, xa hai un programa informático, CE3X que está recollido como documento recoñecido,(é dicir que é valido para a certificación da eficiencia enerxética, que se ocupa dos edificios existentes). Faino de forma simplificada, supoñendo comportamentos térmicos de cerramentos en función das súas características construtivas e as súas antigüidades (pódense introducir os seus datos de transmisión de calor se se coñecen exactamente), e do consumo enerxético segundo as características das instalacións (tamén se poden introducir datos se se teñen)
Ademais avanza distintas posibilidades de mellora da cualificación, ao introducir cambios no edificio: mellora dos cerramentos (introducir novos illamentos, ou cambiar ventás), ou substituíndo sistemas de calefacción ou de produción de auga quente, ou partes desta (a caldeira, por exemplo), e fai unha simulación dos seus custo e prazo de amortización destes. Isto é o máis interesante que avanza o programa. Haberá que esperar a que se dispoña dalgún outro programa oficial ou reconocido, para a cualificación da eficiencia enerxética dos edificios existentes.