Certificación
energética de los edificios.
El pasado 5 de abril se aprobó el
Real Decreto 235/2013 por el que se aprueba el procedimiento básico para la
certificación energética de los edificios. En realidad es la actualización de
un decreto del 2007, que había empezado
a aplicarse en la práctica muy recientemente. Trata sobre la calificación de los
edificios en función de su consumo energético durante su uso (en realidad se
tiene en cuenta la emisión de CO2 que supone el consumo de los combustibles
utilizados en el edificio). Es la conocida etiqueta energética, que aparece en
los electrodomésticos, ésa de colores y letras, pero que normalmente no vemos
en los edificios (yo no he visto ninguna todavía). Esto es por que cuando
empezó a ser obligatorio esta certificación energética, la crisis no permitió
la construcción de muchos edificios.
Datos para la etiqueta energética de una vivienda unifamiliar |
La verdadera novedad del decreto, que ahora
actualiza la certificación energética, es que además de ajustar algunos
aspectos del decreto anterior en referencia a los edificios nuevos, incorpora
la obligatoriedad de que a la hora de vender o alquilar algún edificio, se
deberá entregar o mostrar el certificado de eficiencia energética del mismo al
comprador o al arrendador. Es decir, que si alguien quiere alquilar o vender un
edificio (o una vivienda), deberá solicitar esta certificación a algún técnico
y registrarla en el departamento autonómico correspondiente. Por lo tanto, es
posible que empecemos a ver alguna de las etiquetas energéticas de los
edificios.
Esta obligación afecta a las ventas o alquileres a
partir del 1 de junio del 2013.
Para poder determinar la calificación de un edificio
existente, el decreto establece que van a poner al servicio del público, los
programas informáticos de calificación de eficiencia energética para edificios
existentes.
Hasta el momento, para determinar la calificación
energética de los edificios, existían dos sistemas: la opción general a través
del programa Calener, y una opción simplificada que se podía resolver "a
mano" o utilizando algunos programas informáticos que lo facilitaban. En
cualquiera de los dos casos, para obtener la calificación, se tenían en cuenta
la demanda energética de los edificios, que viene dada por la situación,
distribución y orientación de las distintas estancias del edificio, y los
materiales con los que se construían los cerramientos (fachadas, cubiertas,
separación con el terreno); y la manera en que se conseguía el confort dentro
de los mismos, es decir, las instalaciones de calefacción, climatización y agua
caliente que se incorporaban al edificio (especialmente el combustible
utilizado). Se obtenía una calificación en función de como se proyectaban los
edificios. Esta calificación se decidía, según los materiales y las
instalaciones que se incorporaban en el proyecto arquitectónico y constructivo
de edificio. Se podían controlar las características técnicas de los materiales
utilizados, y según estos determinar estrictamente la demanda energética de los
edificios, la cantidad de combustible necesario para su calefacción y
climatización, y en definitiva la cantidad de CO2 que se emitía con un uso
normal del mismo.
Pero ahora, para la calificación de edificios ya
existentes, ya no podemos definir los materiales que se utilizan en el
edificio, ni las instalaciones que se incorporan, la calificación se hace con un
edificio en funcionamiento, y sobre la que no tenemos ninguna capacidad de
decisión. No tenemos ningún control sobre las características de los materiales
empleados en los cerramientos, y poca seguridad (dependiendo de su antigüedad)
sobre las instalaciones utilizadas. Pero por otro lado podemos saber realmente
el consumo de energía del edificio. El problema es que este consumo depende de
los usos y costumbres de los usuarios, lo que hace que no sea comparable a
otros edificios habitados por otros usuarios, por lo que no nos sirven para
calificar el edificio.
El propio decreto indica que el ministerio
competente, y antes de la obligación de calificar edificios existentes, pondrá
a disposición del público programas informáticos de calificación energética de
edificios existentes. De hecho, ya hay un programa informático, CE3X,
que está recogido como documento reconocido (es decir que es válido para la
certificación de la eficiencia energética, que se ocupa de los edificios
existentes). Lo hace de forma simplificada, suponiendo comportamientos térmicos
de cerramientos en función de sus características constructivas y sus antigüedades
(se pueden introducir sus datos de transmisión de calor si se conocen
exactamente), y del consumo energético según las características de las
instalaciones (también se pueden introducir datos si se tienen).
Además avanza distintas posibilidades de mejora de
la calificación, al introducir cambios en el edificio: mejora de los
cerramientos (introducir nuevos aislamientos, o cambiar ventanas), o
sustituyendo sistemas de calefacción o de producción de agua caliente, o partes
de ésta (la caldera, por ejemplo), y hace una simulación de sus coste y plazo
de amortización de éstos. Esto es lo más interesante que avanza el programa. Habrá
que esperar a que se disponga de algún otro programa oficial para la
calificación de la eficiencia energética de los edificios existentes.
Certificación
enerxética dos edificios.
O
pasado 5 de abril aprobouse o Real Decreto 235/2013 polo que se aproba o
procedemento básico para a certificación enerxética dos edificios. En realidade
é a actualización dun decreto do 2007, que empezara a aplicarse na práctica moi
recentemente. Trata sobre a calificación dos edificios en función do consumo
enerxético durante o seu uso (en realidade tense en conta a emisión de CO2 que
supón o consumo dos combustibles utilizados no edificio). É a coñecida etiqueta
enerxética, que aparece nos electrodomésticos, esa de cores e letras, pero que
normalmente non vemos nos edificios (eu non vin ningunha aínda). Isto é porque
cando empezou a ser obrigatoria esta certificación enerxética, a crise non
permitiu a construción de moitos edificios.
A
verdadeira novidade do decreto, que agora actualiza a certificación enerxética,
é que ademais de axustar algúns aspectos do decreto anterior en referencia aos
edificios novos, incorpora a obrigatoriedade de que á hora de vender ou alugar
algún edificio, se deberá entregar ou mostrar o certificado de eficiencia
enerxética deste ao comprador ou ao arrendador. É dicir que se alguén quere
alugar ou vender un edificio (ou unha vivenda), deberá solicitar esta
certificación a algún técnico e rexistrala no departamento autonómico
correspondente. Polo tanto, é posible que empecemos a ver algunha das etiquetas
enerxéticas dos edificios.
Esta
obriga afecta ás vendas ou alugueres a partir do 1 de xuño do 2013.
Para
poder determinar a cualificación dun edificio existente, o decreto establece
que van poñer ao servizo do público, os programas informáticos de cualificación
de eficiencia enerxética para edificios existentes.
Ata o
momento, para determinar a cualificación enerxética dos edificios, existían
dous sistemas: a opción xeral a través do programa Calener, e unha opción
simplificada que se podía resolver "a man" ou utilizando algúns
programas informáticos que o facilitaban. En calquera dos dous casos, para
obter a cualificación, se tiñan en conta a demanda enerxética dos edificios,
que vén dada pola situación, distribución e orientación das distintas estanzas
do edificio, e os materiais cos que se construían os cerramentos (fachadas,
cubertas, separación co terreo); e o xeito de conseguir o confort dentro
destes, é dicir as instalacións de calefacción, climatización e auga quente que
se incorporaban ao edificio (especialmente o combustible utilizado). Obtíñase
unha cualificación en función de como se proxectaban os edificios. Esta
cualificación decidíase, segundo os materiais e as instalacións que se
incorporaban no proxecto arquitectónico e construtivo de edificio. Podíanse
controlar as características técnicas dos materiais utilizados, e segundo estes
determinar estritamente a demanda enerxética dos edificios, a cantidade de
combustible necesario para a súa calefacción e climatización, e en definitiva a
cantidade de CO2 que se emitía co seu uso normal.
Pero
agora, para a cualificación de edificio xa existentes, xa non podemos definir
os materiais que se utilizan no edificio, nin as instalacións que se
incorporan, a cualificación faise cun edificio en funcionamento, e sobre a que
non temos ningunha capacidade de decisión. Non temos ningún control sobre as
características dos materiais empregados nos cerramentos, e pouca seguridade
(dependendo da súa antigüidade) sobre as instalacións utilizadas. Pero por
outro lado podemos saber realmente o consumo de enerxía do edificio. O problema
é que este consumo depende dos usos e costumes dos usuarios, o que fai que non
sexa comparable a outros edificios habitados por outros usuarios, polo que non
nos serven para cualificar o edificio.
O
propio decreto indica que o ministerio competente, e antes da obriga de
cualificar edificios existentes, porá a disposición do público, programa
informáticos de cualificación enerxética de edificios existentes. De feito, xa
hai un programa informático, CE3X que está recollido como documento
recoñecido,(é dicir que é valido para a certificación da eficiencia enerxética,
que se ocupa dos edificios existentes). Faino de forma simplificada, supoñendo
comportamentos térmicos de cerramentos en función das súas características
construtivas e as súas antigüidades (pódense introducir os seus datos de
transmisión de calor se se coñecen exactamente), e do consumo enerxético
segundo as características das instalacións (tamén se poden introducir datos se
se teñen)
Ademais
avanza distintas posibilidades de mellora da cualificación, ao introducir
cambios no edificio: mellora dos cerramentos (introducir novos illamentos, ou
cambiar ventás), ou substituíndo sistemas de calefacción ou de produción de
auga quente, ou partes desta (a caldeira, por exemplo), e fai unha simulación
dos seus custo e prazo de amortización destes. Isto é o máis interesante que
avanza o programa. Haberá que esperar a que se dispoña dalgún outro programa
oficial ou reconocido, para a cualificación da eficiencia enerxética dos
edificios existentes.
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