Tenía
ganas yo de leer este libro de Jane Jacobs. Durante los últimos años. Lo había
oido mencionar mucho, a gentes distintas, y lo citaban como una revolución en
su epoca del pensamiento urbanístico, muy pegada a la tierra. Incluso su
autora, que no era urbanista profesional ni académica, ocupaba el primer puesto
en una lista de los cien pensadores urbanos más importantes de todos los tiempos,
según los lectores de Planitizen del 2009, y ahora con
una nueva publicación del titulo en castellano, me he decidido a leerlo. (“Muerte
y vida de las grandes ciudades” Capitan Swing Libros. 2011)
Lo curioso
es que en toda mi formación académica de grado y posgrado, nadie había nombrado
ni al titulo ni a la autora, o yo no le preste suficiente atención.
Para Jane
Jacobs, "las ciudades necesitan una muy densa y muy intrincada diversidad
de usos que se apoyen mutua y constantemente...." Esta aseveración (para
mi irrefutable) la hace después de observar como funcionan las ciudades que
conoce como usuaria, como ciudadana. Después de analizar el funcionamiento de
las ciudades, y de lo que genera en ella la actividad planificadora , plantea
una critica muy feroz a la "... moderna ortodoxia sobre urbanización y
diseño arquitectónico de las ciudades". Principalmente arremete contra la
zonificación y la separación de usos de actividades, que aparece con las primeras
experiencias de ciudades jardín en Inglaterra a finales del siglo XIX (Ebenezer Howard), y
especialmente desde las teorías del movimiento moderno de la mano de Lecorbusier en la década
de los años 20 del siglo pasado. Según Jacobs, estas teorías han ido
aceptándose como buenas prácticas. Se ha enseñado en las escuelas, han sido
adoptadas por las administraciones públicas, y finalmente las ha asumido la
población e general. Este continuo proceso de segregación de usos, clases
sociales, soluciones formales, etc
dentro de la ciudad, ha sido el dinamitador del ambiente urbano que
propiciaba los intercambios, que son los responsables del surgimiento y
crecimiento de la ciudad.
Yo hace
años que no veo defender a ningún urbanista, ni profesor, las bondades de la
separación de usos y niveles económico e sociales, como sistema adecuado para
planificar las ciudades, pero lo cierto es que los poderes económicos, y el
planeamiento urbano real, sigue poniendo en práctica esos principios.
Jane
Jacobs ve necesario para obtener la diversidad que deben tener las grandes
ciudades, que se den cuatro condiciones: la existencia de una mezcla de usos
primarios, la existencia de manzanas pequeñas para que haya muchas calles y
cruces de calles, la existencia de edificios de distintas edades y condiciones,
y una densidad humana suficiente. Y con todo esto, conseguir calles animadas,
diversas y seguras, que son el principio fundamental para la calidad de las
ciudades.
Jacobs
defiende la importancia de las calles en el funcionamiento de la ciudad. Estas
deben tener un uso diverso, y tener gente la mayor parte del día. Y esto se
consigue cuando estas calles dan servicio a usos distintos: residencial,
comercial, de oficinas, cultural. Esto hace que se aprovechen las sinergias, y
que se alimenten mutuamente unos usos a otros. Esto ya se sacaba a la luz hace
mas de medio siglo, y en nuestras ciudades, lo que hacemos es crear barios
residenciales, zonas de negocios, parques empresariales, campus universitarios,
centros comerciales, ciudades de la cultura...incluso dentro de los distintos
usos, seguimos segregando aún más, con zonas de vivienda social y de
protección, fincas residenciales de alto estatus, etc
Jacobs,
esta pensando en las grandes ciudades americanas de mediados del siglo XX, y su
análisis y propuestas no podemos trasponerlas a nuestras ciudades actuales,
pero hay muchas reflexiones que si son aplicables a este tiempo, a España y a
ciudades más pequeñas.
En el
libro se proponen algunas estrategias desde el diseño, la economía y la
política, para conseguir esta diversidad a partir de las condiciones necesarias
ya mencionadas. Quizás sea en estos temas, en los que se pueda discutir más, y
en los que las diferencias entre aquellas ciudades y estas sean más evidentes,
pero en cualquier caso son propuestas a analizar.
Ahora
tenemos que preguntarnos si estamos dispuestos, para mejorar nuestras ciudades,
y hacerlas más vivas, cómodas y seguras; a conseguir la ansiada diversidad, y a
darle la vuelta a las tendencias que han ido tomando nuestras ciudades en las
últimas décadas: volver a mezclar la residencia, el trabajo y el ocio, dejar de
concentrar el comercio en contenedores alejados del resto, y que las calles
sean algo más que vías de comunicación mecánica.
Morte
e vida das grandes cidades, de Jane
jacobs
Tiña ganas eu de ler este libro de Jane Jacobs.
Durante os últimos anos. Tiñao oido mencionar moito, a xentes distintas, e
citábano como unha revolución na súa época do pensamento urbanístico, moi
pegada á terra. Mesmo a súa autora, que non era urbanista profesional nin
académica, ocupaba o primeiro posto nunha lista dos cen pensadores urbanos máis
importantes de todos os tempos, segundo os lectores de Planitizen do 2009,
a gora coa nova epublicación deste titulo en castelan,
decidin leelo.
O curioso é que en toda a miña formación académica
de grao e postgrao, ninguén nomeara nin ao titulo nin á autora, ou eu non lle
preste suficiente atención.
Para Jane Jacobs, "as cidades necesitan unha
moi densa e moi intricada diversidade de usos que se apoien mutua e
constantemente.... ". Esta aseveración (para mi irrefutable) faina despois
de observar como funcionan as cidades que coñece como usuaria, como cidadá.
Despois de analizar o funcionamento das cidades, e do que xera nela a
actividade planificadora, formula unha critica moi feroz á "... moderna
ortodoxia sobre urbanización e deseño arquitectónico das cidades".
Principalmente arremete contra a zonificación e a separación de usos de
actividades, que aparece coas primeiras experiencias de cidades xardín en
Inglaterra a finais do século XIX (Ebenezer Howard), e especialmente dende as teorías do movemento
moderno da man de Lecorbusier na década dos anos 20 do
século pasado. Segundo Jacobs, estas teorías foron aceptándose como boas
prácticas. Ensinouse nas escolas, foron adoptadas polas administracións
públicas, e finalmente asumiunas a poboación e xeneral. Este continuo proceso
de segregación de usos, clases sociais, solucións formais, etc dentro da
cidade, foi o dinamitador do ambiente urbano que propiciaba os intercambios,
que son os responsables do surdimento e crecemento da cidade.
Eu fai anos que non vexo defender ningún urbanista,
nin profesor, as bondades da separación de usos e niveis económico e sociais,
como sistema adecuado para planificar as cidades, pero o certo é que os poderes
económicos, e o planeamento urbano real, segue poñendo en práctica eses
principios.
Jane Jacobs ve necesario para obter a diversidade que
deben ter as grandes cidades, que se dean catro condicións: a existencia dunha
mestura de usos primarios, a existencia de mazás pequenas para que haxa moitas
rúas e cruces de rúas, a existencia de edificios de distintas idades e
condicións, e unha densidade humana suficiente. E con todos isto, conseguir
rúas animadas, diversas e seguras, que son o principio fundamental para a
calidade das cidades.
Jacobs defende a importancia das rúas no
funcionamento da cidade. Estas deben ter un uso diverso, e ter xente a maior
parte do día. E isto conséguese cando estas rúas dan servizo a usos distintos:
residencial, comercial, de oficinas, cultural. Isto fai que se aproveiten as
sinerxías, e que se alimenten mutuamente uns usos a outros. Isto xa se sacaba á
luz fai mais de medio século, e nas nosas cidades, o que facemos é crear
barrios residenciais, zonas de negocios, parques empresariais, campus
universitarios, centros comerciais, cidades da cultura...incluso dentro dos
distintos usos, seguimos segregando aínda máis, con zonas de vivenda social e
de protección, terreos residenciais de alto estatus, etc
Jacobs, esta pensando nas grandes cidades americanas
de mediados do século XX, e a súa análise e propostas non podemos traspoñelas
ás nosas cidades actuais, pero hai moitas reflexións que si son aplicables a
este tempo, a España e a cidades máis pequenas.
No libro propóñense algunhas estratexias dende o
deseño, a economía e a política, para conseguir esta diversidade a partir das
condicións necesarias xa mencionadas. Quizais sexa nestes temas, nos que se
poida discutir máis, e nos que as diferenzas entre aquelas cidades e
estas,sexan máis evidentes, pero en calquera caso son propostas a analizar.
Agora temos que preguntarnos se estamos dispostos,
para mellorar as nosas cidades, e facelas máis vivas, cómodas e seguras; a
conseguir a ansiada diversidade, e a darlle a volta ás tendencias que foron
tomando as nosas cidades nas últimas décadas: volver a mesturar a residencia, o
traballo e o ocio, deixar de concentrar o comercio en colectores afastados do
resto, e que as rúas sexan algo máis que vías de comunicación mecánica.
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